Escuchad las suaves campanas nupciales,
¡Doradas campanas!
¡Doradas campanas!
¡Qué mundo de felicidad predice su armonía
en el aire fragante de la noche!
¡Cómo comparten por el mundo su delicia!
Desde el dorado fundido de sus notas,
y todo en sintonía.
El líquido poema flota,
para la novia que escucha, mientras se regocija
sobre la luna.
¡Oh, desde las sonoras celdas
qué fuente de voluminosa fascinación suena!
¡Cómo se dilata!
¡Cómo reposa en el futuro!
¿Cómo lo hace?
El arrebato que excita
el balanceo y el repiqueteo
De las campanas, campanas, campanas,
Campanas, Campanas, Campanas;
del ritmo y el estremecimiento de las campanas.
Me gustan las campanas cuando repican, no cuando doblan, las campanas hablan, su broce canta y producen un silencio en el alma, que dicen sin palabras, alabanzas a las masas.
ResponderEliminarAmiga Chaman, que casualidad..
Saludos, Jecego.